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lunes, 5 de noviembre de 2007

Conclusión

Conclusión

Para concluir examinaremos el alcance de los objetivos planteados por la Revolución Libertadora relativos al peronismo. Resulta importante recalcar una paradoja: que si bien una de las finalidades del gobierno "revolucionario" fue terminar con el creciente autoritarismo de la última etapa peronista, éste termino siendo mucho más autoritario aún, abandonando por el camino sus ideales de democratización.

Podemos sostener que efectivamente la Revolución Libertadora triunfó en su objetivo de proscribir a Perón durante una década, tal vez incluso en otros objetivos de la política económica (que exceden el propósito de análisis del presente trabajo), pero de ninguna manera consiguió desterrar al peronismo de la sociedad. Solamente se acentuó durante este período el antagonismo peronismo-antiperonismo. Lo que es más, con el líder en el exterior se creó el "mito del retorno", que le dio un nuevo impulso al peronismo en la sociedad y en las bases obreras, melancólicas de un pasado mejor, motivando la resistencia. Además, la ausencia de Perón le otorgó una aptitud nueva a los líderes sindicales peronistas: la capacidad de negociar con actores políticos no peronistas, partidos, asociaciones empresariales y militares. La Revolución Libertadora también falló en su proyecto de desplazar al peronismo de la dirigencia sindical: el poder del movimiento sindical se amplió (más que reducirse, ya que con Perón en el exilio tuvo más libertad y margen de acción); con medidas como el encarcelamiento de todos los que habían sido dirigentes gremiales durante la década peronista no llegó a nada ya que los nuevos dirigentes terminaron siendo también peronistas; tampoco consiguió su objetivo con el sistema de representación múltiple –dentro del sindicalismo– ya que, como afirmamos reiteradamente, éste continuó siendo peronista (ayudado después de 1958 por Frondizi que, siguiendo una línea integracionista, volvió al sistema de negociaciones colectivas basado en sindicatos nacionales centralizados, derogando el decreto 9.270 del gobierno militar).

En 1957 y acosado por la creciente oposición política y sindical, el gobierno provisional debió comenzar a organizar su retirada y cumplir con su promesa de elecciones democráticas.

De todos modos, aunque en estos años no se haya logrado disminuir la participación del peronismo en la política ni de las clases trabajadoras que este movimiento representa, hay que recordar que ya habrá otras oportunidades, que ésta es sólo una etapa más, dentro de toda la historia argentina que no parece ser sino la historia de la puja entre los sectores reaccionarios y el campo popular.

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